Buenos días, Señor; tus criaturas
me despiertan cantando, y Tú con ellas:
pajarillos alegres, voz de estrellas;
nuestro perro “Sultán”, de voces duras.
Yo quisiera escrutar las partituras
de tu armonioso amor, sus notas bellas,
para ver la alianza que tu sellas
con pobres almas y con almas puras.
Empiezan los tractores, algún coche,
y varios coches ya: la vida humana
con ruidos, con luchas y ambiciones.
El día de apodera de la noche.
Dame, Señor, también esta mañana
la fuerza de tus dulces bendiciones.
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