jueves, 15 de julio de 2010

ÁRBOLES


En Santiago de Compostela.

Aquellos abedules y los chopos
perdidos en la Rúa del Rosario,
de piedra y soledad, se vuelven locos.
En la Rúa do Medio hay un cedro
que suspira y se pierde la tertulia
por no poder andar cuarenta metros.
No así en A Porta do Camiño,
gozoso bosquecillo, tertulianos,
verde, verde: aquello es un casino.
Dos hileras de honor hay en Concheiros
dos cerezos silvestres que saludan
el cansado fluir de forasteros.
Al comenzar San Pedro, unos bisoños
arbolitos ingenuos, desterrados
en macetas, saludan a su modo.
Y aquel desconocido en San Domingos
predica, hecho brazos, tonsurado,
a una tuya en flexión y a sus amigos.
Los centinelas verdes de La Salle,
almenas nuevas tienen para ello,
vigilan el desfile de la calle.

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