lunes, 20 de junio de 2011

LA VISIÓN DE SAN PASCUAL

Cae el día. Tarde clara.
Queda sóla la campiña.
En una esquina del cielo,
la luna desvanecida.
La mancha blanca de ovejas
hacia el aprisco camina
confermada solamente
por el perro y la rutina,
que el zagal va meditando
en la santa eucaristía,
pues no tiene otro pensar
en la noche o por el día:
“Buen pastor, que con afán
buscas la oveja perdida,
cuéntame entre tus ovejas
como yo cuento las mías”
Hay una nuve olvidada
cerca de la vieja encina.
El joven pastor de allega
y ve la gran maravilla:
un ángel porta un viril
de filigrana muy fina.
Cuando ve la Hostia Santa,
Pascual cae de rodillas.
De una esquina del cielo,
una vez dulce, infinita:
“¡ay, mi buen Pascual Bailón,
no eres la oveja perdida!
Que tu me tienes presente
en la noche y por el día.
Como cuentas tus ovejas,
yo te cuento entre las mías…”
Cayó el día. Noche clara.
Quedó sóla la campiña.

A Coruña, Corpus de 2011-06-20 11

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